sábado, 5 de diciembre de 2015

CAPITULO 4.1 EL AVANCE DE LA MUERTE

"Difícilmente podía saber cuanto tiempo había pasado desde que la muerte se cernió sobre sus camaradas. El soldado Greims del tercer pelotón de asalto de Kaurava, ahora estaba corriendo por las calles de la ciudad colmena en el sector omega, la población civil corría en direcciones desordenadas, a medida que más y más portadores de plaga y hordas de nurgletes se desparramaban por las avenidas y bocacalles. Sin duda las fortificaciones de choque y control, y el grueso de elementos blindados del regimiento se habían desplomado cuando aquellos enormes seres insectoides e imperceptibles se abalanzaron sobre la línea de la guardia imperial sin aviso previo. El estaba corriendo en dirección a la segunda muralla de ferrocemento de la ciudad colmena, donde esperaba que aún pudiera consolidarse un punto de aguante, pero se sentía mal al ver a su alrededor familias enteras del personal civil de construcción, que estaba afincado en las zonas más periféricas de la colmena ser literalmente descuartizadas por las tambaleantes hordas de demonios podridos. Los incendios se extendían por todo el distrito, y más y más zánganos monstruosos se materializaban esparciendo la miasma y atrapando con sus decrépitas extremidades a los humanos sólo para ser ensartados por los pálidos jinetes repletos de pústulas. La situación era algo de pesadilla, la neblina verde tóxica, se expandía como una cohorte de tentáculos por el suelo en todas las direcciones, a través de las avenidas, y a través de las calles , arcos y bóvedas.
Allá donde la neblina cubría los cuerpos de los civiles y soldados muertos. Estos eran reanimados, poniéndose en pie fruto de un ansia terrible de carne humana. Los civiles estaban intentando tapar una entrada a un complejo de viviendas con restos de mobiliario cuando la enorme cantidad de zombis reanimados acabaron por hacer ceder el improvisado apuntalaje de la puerta, y los infectados comenzaron a perseguir a los vecinos por todo el complejo desgarrando con sus mandíbulas y garras a los desgraciados que eran alcanzados por la horda. Greims siguió corriendo, asiendo con fuerza su fusil propinó un culatazo a uno de los infectados recién reanimado que se cruzó en su camino. El infectado cayó de espaldas con medio rostro destrozado, como si nada, se incorporó y salto sobre otro desprevenido adeptus arbitres que se encontraba intentando controlar la situación con su porra de energía y su escudo. Greims dobló la siguiente esquina, en uno de los accesos a un puente se encontraban dos transportes blindados chimera y un tanque leman russ punisher. Los veteranos de Kaurava, estaban desplegados en un cordón de seguridad, mientras los civiles intentaban cruzar el puente para huir de el distrito infectado. Greims, llegó a la zona de acceso, los soldados habrieron una parte del control de seguridad y le dejaron acceder, Greims comenzó a cruzar el puente a la carrera tras el la situación era caótica, una entidad invisible que sólo se insinuaba como una leve brisa alquímica, estaba abriendo en dos los blindados del puesto de control. Greims vio como las enormes masas de civiles atrapadas en la ciudad se acercaban al cordón del puente, pero ya no eran civiles. Las tambaleantes hordas de muertos completamente desgarrados y corrompidos avanzaban tambaleantes junto a los demonios del dios de la putrefacción. Al frente de ellos Greims pudo verlos, enormes marines espaciales pero completamente mustios y recubiertos de limo, los nurgletes se arrastraban entre sus botas de cerámica rezumante, al unísono alzaron los bolter, los últimos civiles y guardias imperiales que se encontraban en el puente, fueron despedazados por las salvas de los marines de plaga. Greims continuaba corriendo, se encontraba a medio puente, unos seis kilómetros más de carrera y llegaría, junto a el, corrían soldados imperiales y personal civil, así como trabajadores y familias, tras ellos los gritos agónicos de los que el cansancio había vencido y ahora eran presa de sus corrompidos y enfermizos perseguidores. Greims vio una mujer, en brazos llevaba un niño envuelto en mantas, la mujer no podía seguir corriendo y cayó. El soldado de la guardia imperial siglo avanzando, varios pasos por delante se detuvo. Volvió hacia la mujer y la ayudó a levantarse, cojio del brazo a un arbitres que huía en la misma dirección que todos.
- Toma este niño, continuad hacia el distrito omega secundus- el arbitres no dudó, tomó al bebé y continuó la carrera mientras empujaba de la mujer exhausta. Greims se giró, miró la célula de alimentación de su rifle láser para asegurarse su funcionamiento, y comenzó a correr en dirección opuesta a los que huían de la matanza, a lo lejos veía las hordas de criaturas tambaleantes que avanzaban por el puente dando buena cuenta de los rezagados. Era una horda inmensa, un hormiguero descomunal que se desparramaba por donde le era posible cubiertos de una neblina verdosa. Greims comenzó a disparar si rifle láser, en dirección a la niebla verde, un sonido atronador captó su atención, Greims miró al cielo, varios bombarderos marauder y  thunderbolt sobrevolaban en dirección al distrito perdido. La sensación de alegria de Greims se disipó cuando el silbido de las primeras bombas encontraron el mismo puente sobre el que se encontraba. Una bola de fuego fue lo último que Greims vio en esta vida."
El ataque  de la guardia de la muerte perpetrado por Typhus, fue el primer reporte de éxito en la ofensiva final del caos. La guardia imperial había intercambiado fuego de artillería con las columnas de asedio de la guardia de la muerte durante escasos minutos, antes de que una horda de demonios de nurgle que había permanecido invisible se materializara directamente sobre las posiciones exteriores de los soldados de Kaurava, eso había permitido a la legión traidora acercarse sin preocuparse de los sobresaltados defensores y poder abrir brecha. Las tropas demoníacas y la miasma de corrupción se desparramaron por las calles del distrito omega, mientras los escasos guardias imperiales supervivientes huían junto a la población intentando atravesar los puentes que les llevarían a omega secundus. El plan de Typhus ahora estaba claro, sus tratos con Belak'or le habían brindado la forma de ocultar a las cohortes putrefactas del padre nurgle. Sin duda Typhus había conseguido sus cometidos, y la noticia del avance de la guardia de la muerte hacia el interior de la capital planetaria se extendió por toda la cúpula de mando del caos. El avance final de Typhus fue detenido con la destrucción de los puentes. Con la esperanza de ganar tiempo, el señor de los ángeles oscuros Azrael ordenó la destrucción de los puentes aún en contra de Marneus Calgar, que optaba por enviar efectivos para contener a las hordas del caos mientras se aseguraba la evacuación de los civiles. La cruel medida de Azrael supuso la pérdida y el abandonó de cientos de miles de civiles y de varios miles de soldados de la guardia imperial de Kaurava, pero también había asegurado, cortar el avance de la guardia de la muerte por el momento, y le había proporcionado algo de tiempo para encajar el durísimo golpe recibido mientras esperaban noticias de las demás zonas de guerra en torno a la capital planetaria.

"El aspecto de Typhus a través del holoproyector seguía siendo imponente. Los demás miembros de la escolta de Abaddon salieron de la estancia a excepción de Zaraphiston, que permanecía detrás de el saqueador agarrando con fuerza un báculo.
-He desatado la bendición del padre nurgle a lo largo de todo el frente este, solo la voladura de unos puentes es lo que a impedido que llegue hasta el mismo corazón de la ciudad colmena- 
- Excelente, el asalto en los distintos puntos esta siendo igual de brutal, pronto la ciudad sera superada, no podrán tapar los huecos de este ataque simultaneo.
- Perfecto, en cuanto solucione el inconveniente de los puentes, reanudare el asalto total con mi guardia de la muerte y los siervos del padre. 
La transmisión se corto. Typhus se divertía bastante de ver la cara de satisfacción de Abaddon. El saqueador no sabía realmente que toda esta carrera hacía el interior de la colmena sería algo que no le saldría ventajoso, si no entregaba aquello que estaba pactado. Typhus se rió a carcajadas que se mezclaron con los agónicos lamentos de los zombis de plaga que infestaban el distrito omega.