"El Capitán Sicarius contemplaba la vasta extensión de terreno yermo en torno a las derruidas estructuras periféricas de la capital. Varios ultramarines terminaban de comprobar sus armas desplegados en los escasos edificios que se mantenían en pie. En los huecos entre edificios, transportes blindados servían de cobertura eventual para los exhaustos hermanos de batalla.
La imagen que Cassius percibía era terrible, los ultramarines lucían sus servoarmaduras abolladas y repletas de desconchones y daños de combate como signo de la prolongada campaña, pero lo que otorgaba el cariz dantesco a la escena, era la densa nube roja que cubría el cielo frente a ellos en la lejanía y que avanzaba trayendo consigo el sonido de la lluvia de sangre y el rugir de los motores. Vehículos cubiertos de cabezas que servían de trofeo y bañados en el rojo sangriento de la matanza avanzaban precedidos por jaurías de mastines demoníacos y bandas de motoristas.
Sobre la hueste un enorme devorador de almas de dimensiones imposibles batía sus alas con un enorme hacha del tamaño de un dreadnought.
Los ultramarines habían sido destrozados por las huestes de khorne, su repliegue táctico había estado marcado por las bajas horribles que habían sufrido, sin ningún tipo de apoyo ni de refuerzo, los ultramarines habían intentado combatir cada metro de terreno a las mareas de demonios, pero ese ataque solo representaba las primeras oleadas de los inmensos ejercitos caóticos que cercaban la capital. Ahora otro grupo de ataque se abalanzaba sobre los maltrechos marines espaciales, y Sicarius estaba cansado de huir.
-¡¡Preparados para abrir fuego!!- La voz de Sicarius llego clara al medio centenar de astartes que se enconaban en las ruinas y lineas de transporte...
-¡¡ Por el emperador!! ¡¡Fuego!!- el sonido de los bolter reverbero entre las ruinas. Oleadas de mastines caían solo para que más mastines saltaran sobre los cuerpos y se abalanzaran sobre los ultramarines para recibir otra nueva descarga, motoristas con sus hachas sierra en ristre asaltaban velozmente al combate decapitando con cada pasada a algún ultramarine, los marines entre las columnas semiderruidas se trababan en violentos combates cuerpo a cuerpo contra las mareas de perros disformes, los cuchillos de combate acoplados en los bolter servían de improvisadas bayonetas cuando los astartes agotaban sus municiones, se acuchillaba y disparaba bocajarro, de amputaba y destrozaban huesos con chasquidos secos, mientras los motoristas que caían de sus motocicletas se levantaban y saltaban sobre los ultramarines con puños desnudos y un frenesí sangriento. Desde una perspectiva aérea la escena que tenía lugar abajo, era una fina linea azul, una membrana extenuada que se alargaba abarcando más de lo que sus propias capacidades podía mantener, y un mar burbujeante de rojo y bronce que se estrellaba contra la linea con una violencia endiablada.
- A todas las unidades, reporten su situación- Sicarius descendía de su transporte y se internaba en la linea de batalla, donde los ultramarines seguían enfrentandose al enemigo.
-Hemos sufrido bajas en el cuadrante Ultima, mantenemos la posición bajo fuerte ataque enemigo------Al habla el sargento Décimo, mantenemos sector Prioratus sin novedad-------Hermano Maximus necesitamos apoyo y municiones en el cuadrante Quarta, capitán.------
Todas las unidades reportaron su situación. Sicarius comenzó a evaluar sus opciones cuando la oleada de capsulas atravesó las nubes estrellándose en el espacio entre los ultramarines y la segunda oleada de atacantes que se dirigía hacia ellos a toda velocidad.
-¡¡¡Marchamos por Macragge!!!- La voz del capellán acompaño el desembarco de los restantes miembros de la compañía, en su carga sobre la segunda oleada de traidores, docenas de ultramarines cargaron disparando sus bolter a bocajarro, los traidores detuvieron sus transportes mientras los impactos ametrallaban la chapa de los vehículos y saltaron literalmente desde el interior de los mismos a través de unos portones frontales modificados. Las dos fuerzas avanzaron una a por otra, los ultramarines disparaban a una mano sus bolter mientras en la otra empuñaban sus cuchillos de combate, o portaban sus granadas, los berserkers elevaban sus hachas sierra al cielo y disparaban sus pistolas sobre los perros del falso emperador mientras la intensidad de la lluvia de sangre alcanzaba su climáx. En mitad de ese lodazal sangriento las dos fuerzas se despedazaron. Las plegarias al dios de la sangre de los berserkers y las letanías de odio de los ultramarines se fundieron en un abrazo mortal. Sicarius se unió al combate total y desorganizado en el que se había convertido la batalla. Alzo su espada y avanzó a la carrera rodeado por sus hombres en medio de la confusión visceral reinante, portando la espada en ristre a la altura del pecho empaló al primer berserkers que se cruzo en su camino, un proyectil de plasma paso silbando a ras de su yelmo abrasando algunos pelos de su ornamentada cresta y se estrello por detrás de él, en el centro de casco del hermano Meridio derritiendo todo por encima de los hombros. Un ataque de espada sierra reboto en la hombrera de su armadura artesanal, con un giro de muñeca destripo al berserkers, y se giro para abrir fuego con su pistola de plasma derribando a un engendro del caos y acabando con otro mastín que destrozaba al sargento Cesar, la carga de un motorista lo derribó, Sicarius rodó y se incorporó, el motorista siguió su avance lanzando tajos a diestro y siniestro, matando a tres ultramarines más, hasta que una lengua de fuego lo envolvió. El dreadnought de hierro avanzó implacablemente destrozando con sus puños, mastines, berserkers, y engendros, la letanía de muerte del bípode arcano sirvió de estimulo a sus hermanos, que avanzaron exaltados por la furia del dreadnought, Sicarius alzo la espada y varios ultramarines comenzaron a seguirle a través del pasillo de fuego y muerte que el dreadnought abría. Marines de asalto, marines tácticos, exterminadores, una amalgama de hermanos, sargentos, veteranos, marines con las servoarmaduras cubiertas completamente de sangre y repletas de daños de combate, avanzaban en una carga frontal con Sicarius y el capellán al frente y tras la estela de masacres que dibujaba el dreadnought. La apocalíptica batalla estaba en su punto álgido, y sin duda era un gran día para morir. Portales de disformidad rebelaron la aparición de mas mastines, y los berserkers combatian hasta los limites de la locura desmembrando a los ultramarines que al mismo tiempo acuchillaban freneticamente a los marines renegados. Una colosal figura descendió del cielo al tiempo que describía un arco descendente con su hacha. El impacto se incrusto en la parte superior del dreadnought de hierro y lo partió en dos hasta incrustarse en el suelo resquebrajando la tierra, las dos mitades del dreadnought estallaron y de las llamas surgió la imagen misma de la matanza y el asesinato. El devorador de almas cargó contra los astartes, Sicarius salió volando, aterrizo a varios metros, el capellán consiguió apartarse, pero varios hermanos de batalla fueron destrozados por el impacto, cuando el devorador de almas se frenó describió un giro con su hacha sangrienta partiendo en dos a seis ultramarines que había alrededor, las fuerzas del dios de la sangre se abalanzaron de nuevo con furia renovada, a los berserkers había que sumarle poseidos corrompidos mas halla de toda comprensión que empalaban a los astartes leales con sus armas oseas, la linea ultramarine se mantuvo en su posición sabedora de que no había lugar al que retirarse, los astartes de macragge se batieron con abnegación y heroísmo, los disparos de las escuadras devastadoras emplazadas en las alturas marcaron la diferencia. Fuego selectivo se dirigía sobre los objetivos prioritarios, varios misiles perforantes se estrellaron contra el devorador de almas, destrozándolo y haciéndolo enloquecer, ese fue el momento que necesitaba Sicarius, apuntando al corazón de la bestia disparo un chorro ardiente de plasma con su pistola atravesando el torso del demonio y haciéndolo volver a la disformidad. Los ultramarines volvieron a cargar, la lucha cuerpo a cuerpo se prolongo durante horas, portales se manifestaban trayendo mas criaturas de la disformidad, los ultramarines seguían batiendo al enemigo con sus devastadores mientras Sicarius encabezaba los asaltos y reunía supervivientes para cerrar los puntos débiles y mantener la linea. Los berserkers negándose a retirarse mantenían la lucha desmembrando compulsívamente a los ultramarines hasta ser abatidos. Pero al final del día, la lluvia sobre Hydra Cordatus cesó.
Un campo de batalla cubierto por un lodazal de color marrón rojizo, y un cielo completamente despejado eran todo lo que Sicarius visualizaba. Llevaba horas con la mente en blanco y completamente exhausto, la oscuridad de la noche lo comenzaba a envolver todo. No tenía la menor idea de cuando se produciría el próximo ataque, pero tenía la certeza de que no podría rechazarlo de nuevo. Apenas veintisiete astartes era todo lo que quedaba de la segunda compañía, y no tenían contacto con el resto de las fuerzas en el sistema. Hydra Cordatus había sido abandonada, la capital solo tenía presentes sus fuerzas, veintisiete marines espaciales, era todo lo que podía ofrecer, pero al menos, el margen este de la ciudad había resistido. Los regimientos de Kaurava, mantenían combates aún en la zona norte, y los inmensos desiertos que rodeaban la ciudad estaban repletos de servidores de los poderes ruinosos.
Un destelló le saco de su reflexión, las estrellas por fin eran visibles allí en la bóveda celeste sobre sus cabezas y los destellos de las primeras explosiones en la órbita, seguidas de mas explosiones y de la caída de restos que atravesaban la atmosfera y recorrían el horizonte en forma de pequeños asteroides anunciaron la llegada de la flota imperial de Hydra Minor.
-Capitán Sicarius- el tecnomarine se dirigió al capitan mientras portaba una placa de datos delante de el de la que no desviaba la vista.
- Si hermano tecnomarine Ephaeus-
- Acabamos de conseguir contacto con nuestras fuerzas en órbita, el señor Marneus Calgar y el resto del capitulo se encuentra en órbita entablando combate para levantar el bloqueo-
Sicarius miró al cielo nocturno adornado por los destellos de la batalla que tenia lugar a decenas de miles de kilometros.
-Entonces lo hemos conseguido, hemos ganado el tiempo suficiente, los ultramarines y los ángeles están aquí-
el tecnomarine dejo la placa de datos y dirigió su mirada al cielo, las luces de la lejana batalla espacial se reflejaban en las lentes del tecnomarine, con una voz mecanica habló.
-el emperador protege-
-Si. El emperador protege- contesto el capitán Cato Sicarius.
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